Días de espera, de nieve y de sol.

Que nervios, no queda nada para la final entre Argentina y Francia. Después de ver la semifinal con tanta gente argentina, cantar al ritmo de ole ole ole y bailar marado marado me dan tantas ganas de que se repita el mismo resultado mañana. Lo veremos en el mismo bar, me falta la camiseta. Eso sí, esta vez tendré mi celular guardado en la cartera. La vez pasada entre pogo y pogo salió disparado del pantalón y como a veces soy una chica con suerte lo encontré en el piso intacto y después seguí saltando.

Que nervios porque tampoco queda nada para que llegue mi mamá de visita. Hace casi 6 meses que no la veo y tengo muchas ganas de darle un abrazo. También quiero mostrarle mi nueva ciudad, mi trabajo, mi gente, mi cerveza favorita, las famosas bitterballen y darnos una buena vuelta en bicicleta. Espero que le guste Ámsterdam tanto como me gusta a mí.

Estos días casi invernales han sido lindísimos. Tuvimos muchos días de sol aunque con temperaturas bajo cero, canales congelados, gente haciendo patinaje sobre hielo (yo incluida). Empiezan los cierres de fin de año, el jueves tuvimos el de la empresa y anoche yo hice el mío. En una noche de desvelo me puse a analizar mi año y fue una gran montaña rusa de relocación, desarraigo, cambios, apertura de mente y corazón, crecimiento personal y profesional, una cómoda incomodidad que se convirtió en una incomodidad cómoda, disfrute de lo nuevo, nuevos vínculos, nuevas rutinas, nuevos lugares y nueva cultura.

Holandesa quien? Yo quiero que mañana gane Argentina.