Empapada

Francisca comprate un raincoat. Con razón la gente acá usa aplicaciones para saber cuando llueve, es mucho más inteligente esperar un ratito bajo techo y salir en una ventana de no lluvia. No fue mi caso. Tuvimos un after office con los del trabajo y después de un par de cervezas (exquisitas) y varias noches durmiendo muy poquito me volví a mi casa pedaleando bajo la lluvia.

Inteligente sería ya contar con el equipamiento necesario para los días de lluvia, ya que en este país abundan y está arrancando suavemente la temporada pero en mi caso de hija del rigor (mi padre Miguel alias Rigor Urrutia) se ve que quise esperar a ver de qué se trataba pedalear bajo la lluvia para ahora sí decidirme seriamente a comprarme el raincoat, el pantalón, los zapatos, la campera etc, etc, etc.

Ayer fui un poco más afortunada. Los tiempos me apuraron a armar mi casita un poco más rápido por las visitas inminentes. Mañana recibo a la primera visita de Argentina y tengo que recibirla como corresponde así que salí a comprar un mueble para tener aunque sea el cuarto un poco más armado.

Fui en bicicleta a un local acá en el norte, una especie de Easy holandés y encontré el mueble que andaba buscando. Yo positiva como de costumbre pensé que podría tomar un carrito de prestado para caminar las 7 cuadras que son aproximadamente con la caja gigante y pesada a cuestas pero al momento de pagar me dijeron que eso no se podía hacer.

Terminé afuera del local con una caja de no sé cuantos kilos, un plumero y mi celular esperando una solución mágica. Mientras estaba peleando con los datos para descargar Uber se me acercó un auto y el conductor me hizo un gesto, estaba haciendo un delivery de comida y me preguntó si era yo la que la había pedido. Le dije que no pero que sí necesitaba a ride (me gusta más como suena en inglés pero en un español medio españolizado sería un aventón).

Me dijo que sí que no tenía problema, me dio la sensación de que era buena gente, aunque sí que estaba discutiendo al teléfono. Parece que la persona que iba a recibir la comida no quiso acercarse así que optó por decirle que le cancelaba el pedido. Se bajó del auto, metió mi caja pesada en la parte de atrás y me trajo a destino.

Me dejó en mi casa, bajó la caja, la acercó a la puerta de entrada y no solo no me recibió el ofrecimiento de plata sino que me dijo en inglés (pero en argentino traducido sería): che no querés la comida también? Son unas sopas muy ricas y pan y papas fritas. Su papá es el dueño de varios restaurantes turcos y él no suele hacer las entregas pero justo ayer le había tocado hacerlo. Terminé con delivery de mueble y comida gratuita.

Como soy digna hija de Miguel Urrutia, cuya frase de cabecera es persevera y triunfarás, terminé armando el mueble hasta casi la una de la mañana. Después de muchos tornillos y piezas de madera y ratán tuve la satisfacción de ver mi cuarto más completo. De a poquito se va armando el palacio como dice mi amigo Reffel.