Holanda vs Argentina
- Francisca Urrutia Zapata
- Dec 10, 2022
- 2 min read

Día distinto el de ayer. Arrancó con la bici con el asiento congelado. Tuve que sacarle la escarcha con mis manos con guantes y salir al trabajo en mi medio de transporte. Lo bueno es que uso mucha ropa térmica y a los 10 minutos de la bici uno ya entra en calor y si tenes suerte y escuchas buena música el viaje se pasa aún más rápido: viendo canales, casitas, el Rijksmuseum que me queda de pasada para llegar a Zuidas, moderna y linda con edificios altos y supermercado un poco más caro.
Desde el ferry vi la luna llena a mi derecha y a la izquierda el amanecer. Cielo despejado. Ojo que más tarde se pudrió y teminó habiendo hasta neblina, árboles pelados, luces de las bicis con una escena casi de pelicula de terror pero sigue siendo la misma Ámsterdam variada y divertida.
Iba a ver el partido con mi amigo argentino y sus amigos en un bar pero se puso nervioso y prefirió verlo en una casa y en caso de ganar salir a festejar. Lo terminé viendo con mi amiga nueva holandesa en una casa con gente de distintas partes del mundo pero todos alentando al naranja y yo la única albiceleste.
Todo iba bien porque el partido iba bien, grité los goles con alegría y un poco de discresión pero al minuto 101 cuando Holanda metió el segundo gol supe que ahí no quería seguirlo viendo. Saludé a todos rápido, me puse las miles de prendas de abrigo que tenía y salí disparada en la bici para ver el final en el bar.
Me quedé afuera viendolo desde la ventana (junto con mucha más gente y varios argentinos por suerte). Emponchada hasta la nariz y muy asustada también. Mi holandés favorito me dijo que nosotros hasta en el fútbol matcheamos. Que lindo conectar en el amor pero en el fútbol prefiero ganar. Grité en todos los penales y qué alegría, ganamos!
El ole ole ole gritado desde el exterior se siente incluso más potente. No importa si el clima está distinto o si incluso el horario y las eternas noches holandesas remarcan la diferencia. La cercanía se sintió igual. Y vino mi amigo y festejamos y bailamos al ritmo de checherereche Gustavo Lima y voce. Bailamos con gente que tenía nuestra camiseta y brindamos con Heineken. El martes ya se a donde voy a ir a ver el siguiente partido.



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