Thuis voelen - sentirse en casa

Cuando estaba en Schipol en mi último día en Ámsterdam, que sorprendentemente tocó lluvioso, me daba nostalgia dejar mi ciudad nueva para ir a mi ciudad vieja. Era una sensación extraña de irme de casa para ir a casa. Y después de 4 aviones y algunas escalas con gente muy querida llegué a mi casa de siempre. Llevo ya: un asado, dos días de Potrerillos y dique, tres guitarreadas, cuatro días de sol, cinco planes para el día de hoy, seis miembros de mi familia a los que extrañaba mucho e infinitos abrazos, charlas, cafecitos y mucha gente querida a la que ya vi y otros a los que todavía no lo hago. Que lindo es tener dos casas en el mundo y saber que en ambas me siento a gusto. Todavía no ando en bicicleta acá, ya estoy extrañando mi vehículo. Llevo ocho meses sin manejar y estoy a punto de hacerlo. Esta vez con carnet de conducir holandés, celular sin datos y una ciudad en la que no me manejaba hace rato.

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