Transformar el mundo en hogar

Esa es la letra de una de las canciones de mi hermana Pauli que me acompañó especialmente este fin de semana y me abrazó en cada santuario que entré que fueron 7. Los abrazos fueron espirituales pero los sentí, me acompañó en cada pasito que di y especialmente cuando toqué la guitarra y canté nuestras canciones de siempre. Sorprendentemente en cada canción ella me hacía las segundas voces y sólo yo las escuchaba. Me encontré con tanta gente linda, recibí tanto cariño y sobretodo hablé mi idioma que no es solamente el español. Schoenstatt es hogar para mí. Que bien hace volver y sobretodo saber que está a 4hs de mi casa en tren. Sigo sintiendo que soy una afortunada. Sobretodo por la familia que me tocó y me formó y que hoy, de alguna forma u otra, me sigue acompañando en cada paso que doy.