Transformar el mundo en hogar

Hace poco descubrí que Ámsterdam puede ser mi jardín. Y aunque consiga una casa muy chiquita toda la ciudad puede ser mía, caminar por esas calles, perdiéndome viendo las casitas y canales. Transformar un lugar en hogar no es tarea fácil pero se puede lograr. Con paciencia y cariño de a poco uno va construyendo nido. Ya después las cosas llegan por sí solas y la gente te busca por el amor y calidez que uno da y que a veces ni lo nota. Acá se festeja cuando alguien se muda, sea por alquiler o compra no hay quien le diga que no a una housewarming party. Ayer fui a la de mi amiga Fari, que valiente como pocas y contra viento y marea logró vencerle al sistema habitacional holandés y se compró su casita en Haarlem, ella sola. Me saco el sombrero y me dejo inspirar por mi gente valiente que me rodea. Conseguir casa en Holanda no es tarea fácil. Y en esa ando yo. Linda tarea que me deja alguna que otra noche en vela. Para construir hogar se necesita de una casa. Piso, techo y paredes. Si es dentro del anillo mejor. El famoso ringslang que los verdaderos amsterdamers no se atreven a pasar. Mi identidad desde que llegué a Europa es Fran en Ámsterdam y me cuesta pensar tener que vivir lejos de acá. El anillo lo paso seguido porque tengo muchos amigos a quienes visito de sábado a domingo. Pero de lunes a viernes a mi me gusta andar en bici por estas callecitas, hacer mi rutina, ir a mis lugares que me sacan muchas risas. Ámsterdam que linda sos, en todas tus estaciones. Con cielo gris, celeste o rosado, yo te sigo a todos lados 🤍.