Un domingo no tan domingo
- Francisca Urrutia Zapata
- Jul 10, 2022
- 2 min read

Hoy era el día que más miedo me daba. Me daba miedo que me pasara como a Charly y recién el lunes sentirme bien. No iba a tener las empanaditas de carne con ensalada en la casa de la Martita. Ni las risas de la Clau en la cocina divirtiendose tanto en su tarea que hace siempre con tanto amor que es dejar todo limpio, porque claro, ella se divierte. Ni los abrazos de la Amparito corazón (mi prima más chiquita), apasionada por los caballos. Tampoco iban a estar las charlas de política del Tata ni sus pedidos de ayuda para usar alguna herramienta tecnológica, estudiante empedernido que nunca dejará de aprender. Creo que lo que más me gustaba era cuando llegaban todos los Urru. Siempre los mejores con nuestras sonrisas características, a veces con la guitarra bajo el brazo y algún postrecito rico.
Pero esta vuelta fue diferente. En el medio además cambiaron mis planes así que quedé con un domingo más que libre y yo acostumbrada a la mesa grande, ahora teniendo que usar una chiquita. Pero como soy perseverante como mi padre y optimista como mi madre no me iba a dejar bajonear el domingo como Charly, el cantante favorito de mi ex jefe y ahora amigo. Asi que me organicé un plan de bici. Mi primero en esta ciudad que tiene más bicis que personas. Por suerte fui acompañada. A mi que me gusta la compañía no me iba a ganar la soledad. Fui con un local así que con su valentía por meterse en cualquier lado, salvo por mi color de pelo y estatura, parecía toda una holandesa recorriendo la ciudad. Y andando me acordé de mi amiga Berni, que a su hijo de 3 alias Mamba le encanta andar con ella en bici porque siente el viento en la cara. También me acordé de una salida nuestra a pedalear, yo ya tenía en vistas esta posibilidad de venirme, ella ya la veía más clara que yo, me dijo que el puesto ya era mío, yo todavía con miedos no podía verlo. Ahí me dijo que yo arriba de la bici me iba a sentir en casa. Que con lo que me gustaba andar, yo iba a ser feliz andando en bici, y que por suerte me iba a una ciudad repleta de ellas. Y así fue, Berni tenía razón. Que importante es hacer lo que uno le gusta y conectarse con eso. Sea donde sea que estés si estás haciendo lo que te gusta, te vas a sentir en paz. Y como dice Mamba arriba de la bici se siente el viento en la cara, se siente libertad.



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