Un serbio y una bicicletería
- Francisca Urrutia Zapata
- Jul 16, 2022
- 3 min read
Updated: Jul 17, 2022

Les presento a Milos, mi nuevo amigo bicicletero. Serbio de procedencia y holandés por residencia. Lleva ya muchos años en este país. Se vino de chiquito con su familia y uno de sus primeros trabajos fue de lava copas. Años más tarde conoció a un turco que le enseñó todo sobre bicicletas. Ahora odia limpiar, deja todo tirado en el piso pero es un apasionado del medio de transporte más usado en Ámsterdam. Tiene muchas en su taller, las alquila, las arregla y también las vende. Entra gente a su local y le pide el inflador, él se los presta y siguen andando. Tiene un carácter fuerte pero es de corazón noble. De entrada me cayó bien. Me dice Francesca. Me encanta que me digan Francesca, me hace sentir internacional. Aunque de italiano no sé nada, sólo las líneas de la película La vida es bella y dos malas palabras que me enseñó la mamá de mi amiga Jose que no voy a repetir acá.
A él le compré mi bici, me dijo que era de una marca muy buena. Que podía pasar 50 años bajo la lluvia y siempre iba a andar bien, que requería de poco mantenimiento y que las reparaciones eran baratas. Me la llevé pero como les conté en mi nota anterior, me dio mucha melancolía andarla porque me hizo extrañar la mía así que ayer volví a ir a verlo y le dije que no estaba segura de mi compra. Que tal vez la quería cambiar. Que extrañaba los frenos en el manubrio y los cambios. Primero se enojó y me dijo que me devolvía la plata, que me cobraba el servicio y el tiempo que le había dedicado y se puso a fumar un cigarrillo en la vereda. Yo me quedé ahí parada, tranquila, pensando. Se le pasó el enojo y me dijo a ver, cómo era tu bici de Argentina? Le mostré una foto y me dijo que me iba a ayudar a encontrar una más parecida.
Me hizo probar otra, seguía siendo distinta. Más pesada, distintos cambios. Le dije pucha pero en Argentina no era así. Me dijo bueno, pero estás en Holanda ahora. Acá hay otras bicis, pero yo te voy a armar una bici buena para vos. Me dijo que volviera a las dos horas así que me fui a pasear por el barrio Jordaan que tanto me gusta y quedaba cerca. Me comí un pancake con nutella y me senté en una sillita al sol. Es un sol distinto también. En pleno verano de Mendoza si uno se sienta por mucho tiempo al sol necesita una pileta al lado para sobrevivir, o tal vez la sombra de un árbol para volver a refrescarse. Acá estuve al sol una hora disfrutando de la vitamina D y sin necesitar un vaso de agua siquiera.
A las dos horas volví a la bicicletería. Y ahí seguía Milos, hablando con su acento divertido. Me dijo que había ido una chica petiza y arrogante a verlo y que no le daban ganas de atender a gente así. Le dije ah yo también soy arrogante acaso? Porque lo de petiza aplicaba. Y me dijo no. Vos no sos arrogante, vos sos una chica muy inteligente y la verdad es que sos mi amiga y a los amigos se los ayuda así que quedate tranquila que yo te voy a conseguir una bici, la voy a elegir como si fuera para mí porque eso hago con mis amigos.
Si vienen para estos pagos les recomiendo que vayan a la bicicletería de Milos. Puede que al principio parezca tosco y duro pero es su estilo. En realidad es un tipazo y ahora también mi amigo. Su local se llama Ámsterdam Bike Store y está en la calle Bilderdijkstraat al 130.



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