Y pasó una Navidad diferente

Y pasó una Navidad diferente, la segunda ya y distinta a la primera. Los abrazos y cercanía estuvieron en ambas pero si se sintió larga la distancia. A veces me molesta ver fotos y no verme en ellas. Me gustaría teletransportarme de a ratitos pero sigo siendo consciente de que estoy a un vuelo de distancia y que si quisiera podría estar donde sea cuando sea. Acá también se festeja el 26. Por suerte lo pude festejar yo también. Comimos Oliebollen y vimos Love actually. Me faltó la pileta el 25 este año, la casa de mi abuela y los villancicos pero sí que cantamos los peces en el río. Sorprendentemente me sabía casi todos los Christmas Carols. Hubo mucho adorno navideño, canciones de Disney y milanesas y tortilla de papas. Quien diría que yo no cocino estaría muy equivocado. Hay que aprender a resignificar y encontrarle lo lindo a cualquier momento. Estará el cielo más nublado acá pero puede sentirse soleado igual. Al vivir afuera uno construye vínculos de a poco. Vas de uno a uno. Pero al mirar atrás te das cuenta lo mucho que has sembrado. Y lo rápido que uno puede haber conectado porque al final no es cuestión de tiempo, es cuestión de llegar a ciertos espacios.