Yo te llevo dentro, hasta la raíz

Que bien que hace volver a las raíces, ser hija otra vez, comer tortitas con dulce de leche y ver el cielo siempre celeste. Que grandiosa es la montaña, en todos los momentos del día nos muestra muchos colores, realza facetas distintas. Que lindas son las mesas de domingo bien largas con sus múltiples conversaciones. Que importante es la familia, con sus diferentes generaciones. Hace bien volver a la casa de la abuela, tomarse una soda fresca, charlar de los temas que nos conectan. La tarta de manzana bien fría es la más rica de todas, abrazar a mis sobrinas que son de corazón pero se sienten propias. Ayer volvimos a nuestra casa de la quinta, está un poco distinta. Me gustan más las casas nuevas, que decir, al final lo que importa es quien vive dentro y la hace propia. Sigo confundiéndome con los cajones y hay muchas cosas que no se dónde se guardan. Esta casa ya no es la mía, me espera otra en Holanda. Pero siempre será un poquito propia, porque acá está mi familia, mi gente linda de siempre, que me conoce en todas mis versiones, así como las estaciones, que cambian se mudan, pero hay algo que siempre permanece y esa es mi raíz. Que linda es Mendoza y su gente que la habita. La montaña, el cielo, la viña, el folclore que la musicaliza.